04 enero 2012

Nuestras demandas no eran mentiras


Seria un error decir que los cambio realizados en la  Beca Vocación de Profesor, los cuales implican que a partir del 2012 los beneficiados no deberán devolver los recursos en caso de desertar, fueron producto de un análisis de autocríticas por parte del Mineduc.
No tenemos la certeza, pero si es latente que las movilizaciones de este año y las constantes manifestación de estudiantes de pedagogía organizados transversalmente en las distintas casas de estudio, en conjunto a compañeros de otras carreras, que denunciaban irregularidades en este beneficio y poca claridad en sus condiciones, fueron claves y necesarias para que se produjeran estos cambios.
Sin embargo esta lucha aun no ha terminado. Los logros obtenidos son una muestra de que la única forma de ser escuchados es en las calles, provocando desordenes con trasfondos políticos de peso y ejerciendo presión social para que nuestras demandas se trasformen en ganadas concretas.
Aun quedan problemáticas abiertas sobre la carrera docente y el papel que debe tomar el estado y la sociedad frente a ésta. Ya que no es posible que las irregularidades y argumentos con que se puso en marcha este beneficio no hayan trascendido más allá de cuestionamiento sin mayor relevancia sobre vocación e incentivo económico. No es posible que la propaganda televisiva utilizada (vista por la mayoría de nosotros) no se cuestionara, considerando que se idealizaban establecimientos vulnerables, haciéndonos creer que quienes estudiaran pedagogía, el día de mañana serian recibidos con aplausos por niños tranquilos y obedientes, llegando a ser una burla tal irrealidad.
Si en realidad hay una voluntad política por transformar y reivindicar las carreras docentes se debe partir por hacer cambios estructurales en las mallas de pedagogía y no caer en populismo con beca, en las cuales se invierten numerosos recursos, que a fin de cuentas no garantizar cambios profundos y radicales.
Se apela a  integrar a estos “nuevos profesores” en la misma miseria educacional y aun así se espera que, porque un grupo de estudiantes saco altos puntajes, van a ser quienes arreglen los problemas del sistema actual. Llega a ser lamentable y preocupante el análisis que se desprende de este proyecto.

Sin embargo ya se dio el primer paso, y como se dijo desde un principio; no se aspira a eliminar la BVP, sino que se pretende que se construyan beneficios dignos para quienes serán la base de la educación futura, la cual no se conformará con incentivos económicos, sino que luchará por producir cambios sobre el valor del profesorados para construir una sociedad mas justa, democrática y libre.